Cuál es la Flor de mi Secreto, me preguntan en ocasiones?
Si tuviera que responder, diría que salgo de la piel que habito, para meterme en la piel de mis clientes. Porque esa es una de las claves…. ¿cuántas veces pensamos en lo que realmente quieren y necesitan nuestros clientes?
Mi única misión en los clientes es que yo siempre pueda volver. He visto muchos clientes que comenzaron con abrazos con sus proveedores, pero cuando han venido momentos de crisis han acabado con los abrazos rotos
Yo no busco clientes, busco fans. Por eso huyo de aquellos planes y estrategias que tratan a los clientes como amantes pasajeros.
Tratar así a los clientes, es una de las más claras referencias a la mala educación laboral.
Mis clientes me piden, no solo volver, sino que me dicen átame. Una vez más, por qué? Porque estoy tan conectado con ellos, que oigo sus necesidades, las siento, como el sonido de unos tacones lejanos.
La relación con mis clientes no siempre es fácil, es un auténtico laberinto de pasiones. Muchas veces me acongoja no estar a la altura de lo que desean. Quizá ese respeto, que a veces se nota en mi carne trémula, es una de las claves. Cuando no sientes miedo, temor, dolor….por perder un fan, un cliente, algo está fallando.
No se puede creer que los clientes son eternos, porque acabarás entre tinieblas. Y luego no valen los llantos ¿qué he hecho yo para merecer esto? Ha sido tu falta de respeto lo que te ha matado, tú mismo has sido en tu empresa matador de clientes.
Yo trato a cada cliente mío distinto, que es la mejor manera de demostrar que para mí son todos iguales. Me da igual si se llama Kika, Pepi, Luci, Bom…. Son realmente los que pagan nuestras nóminas…o las de la competencia. Por eso, cuando un cliente me llama y ya no veo cariño, me siento como miles de mujeres al borde de un ataque de nervios.
Es por eso que quiero agradecer a todos mis clientes su fidelidad, su cariño, y su empatía, porque soy lo que soy, gracias a ellos. Ya no solo son clientes, sino amigos. Por eso agradezco un mísero café con ellos, aunque sea para contarles todo sobre mi madre.
Cuál es la Flor de mi Secreto, me preguntan en ocasiones?
Ismael